El viejismo una forma de discriminación
Alquimedes Romero-. Escondidos entre la rutina, el
tráfico de carros y la movilidad laboral que caracterizan las grandes ciudades,
ellos sobreviven, me refiero a los adultos y adultas mayores, quienes
sufren rechazo social bajo el nombre de viejismo, una forma de discriminación
que casi nadie percibe pero, si no se le da un parado, las consecuencias serán
mayores.
Pese a que en Venezuela se han
publicado normas y leyes que amparan a nuestros abuelos y abuelas o adultos
mayores, cómo recientemente los califica el Gobierno, el irrespeto hacia ellos
y la violencia a sus derechos es observable.
Muchos, sin compasión, han sufrido la
humillante experiencia de ser desbordado de una unidad de transporte público
por no pagar el pasaje completo, a pesar de contar con leyes y ordenanzas
municipales que exoneran o establecen un pago porcentual del servicio de
transporte, otros reciben un trato violento cuando por sus limitaciones físicas
no pueden agilizar las transacciones bancarias y ni pensar, cuando por
cualquier duda, solicitan orientación. El trato hacia los abuelos es denigrante
a consecuencia de la pérdida de valores que tiene su epicentro en la familia,
la comunidad que más los agrede, son los adolescentes y jóvenes, cómo que se
les olvida que la vida es un ciclo y más tarde que nunca también
envejecerán.
La indolencia de la sociedad hacia
las personas mayores ha tomado repunte, sobre todo por la desvalorización
social que vivimos. La modernización de las ciudades ha traído consigo cambios
mentales anclados en el irrespeto y a pesar de las campañas de concienciación
que se han emprendido los avances han sido estériles. Aun de parte de la
instituciones del Estado se vislumbra cómo se vulneran los derechos de nuestros
adultos mayores, ejemplo de ello es durante el cobro de pensiones, días en que
los adultos mayores amanecen afuera de las agencias bancarias para poder
retirar su pago, dónde además sufren el inclemente sol y a veces hasta la
lluvia.
Otro caso es los sistemas metro y
ferroviarios donde a pesar de haber asientos preferenciales la ciudadanía hace
caso omiso de ello. El Estado debería de ser garante del cumplimiento de las
normas y leyes, muchas están adornando el sistema judicial. Más que letras se
requieren acciones, que la palabra se materialice y podamos ver en ejecute
nuestro marco jurídico.
Todos debemos sembrar lo que queremos
cosechar en el futuro, sembremos valores para cosechar una sociedad
culturizada. El respeto es la base de la convivencia, así como la familia es el
núcleo de la sociedad. Inculquemos en nuestros hijos e hijas el amor y
respeto por la imagen de un abuelo y sobre todo recordemos que al pasar los
años su piel también será surcada y arrugada. Expliquemos lo que la belleza
interna es efímera y se va, mientras que la hermosura del alma permanece para
toda la vida.
Para sugerencias o comentarios puedes contactarme a través del Correo electrónico alquimedesromeroyk@gmail.com o al número +584129571271
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